LA SANTA BIBLIA,
EL ANTIGUO TESTAMENTO
VERSIÓN DE CASIODORO DE
REINA (1569), REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602), OTRAS
REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
Segundo Libro de
CRONICAS
Capítulo 1
Salomón pide sabiduría
1:1 Salomón hijo de David fue afirmado en su
reino, y Jehová su Dios estaba con él, y lo engrandeció sobremanera.
1:2 Y convocó Salomón a todo Israel, a jefes de millares y de centenas, a
jueces y a todos los príncipes de todo Israel, jefes de familias.
1:3 Y fue Salomón, y con él toda esta asamblea al lugar alto que había en
Gabaón; porque allí estaba el tabernáculo de reunión de Dios, que Moisés siervo
de Jehová había hecho en el desierto.
1:4 Pero David había traído el arca de Dios desde Quiriat-jearim al lugar que
él le había preparado; porque él le había levantado una tienda en Jerusalén
1:5 Asimismo el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri, hijo de
Hur, estaba allí delante del tabernáculo de Jehová, al cual fue a consultar
Salomón con aquella asamblea.
1:6 Subió, pues, Salomón allá ante Jehová, al altar de bronce que estaba en el
tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.
1:7 Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras
que yo te dé.
1:8 Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia,
y a mí me has puesto por rey en lugar suyo.
1:9 Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre,
porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la
tierra.
1:10 Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo;
porque, quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?
1:11 Y dijo Dios a Salomón: por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste
riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste
muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi
pueblo, sobre el cual te he puesto por rey,
1:12 sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y
gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los
que vengan después de ti.
1:13 Y desde el lugar alto que estaba en Gabaón, delante del tabernáculo de
reunión, volvió Salomón a Jerusalén, y reinó sobre Israel.
Salomón comercia en caballos y en carros
1:14 Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tuvo mil cuatrocientos
carros y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros y con
el rey en Jerusalén.
1:15 Y acumuló el rey plata y oro en Jerusalén como piedras, y cedro como
cabrahigos de la Sefela en abundancia.
1:16 Y los mercaderes del rey compraban por contrato caballos y lienzos finos
de Egipto para Salomón.
1:17 Y subían y compraban en Egipto un carro por seiscientas piezas de plata, y
un caballo por ciento cincuenta; y así compraban por medio de ellos, para todos
los reyes de los heteos, y para los reyes de Siria.
Capítulo 2
Pacto de Salomón con Hiram
2:1 Determinó, pues, Salomón edificar casa al
nombre de Jehová, y casa para su reino.
2:2 Y designó Salomón setenta mil hombres que llevasen cargas, y ochenta mil
hombres que cortasen en los montes, y tres mil quinientos que los vigilasen.
2:3 Y envió a decir Salomón a Hiram rey de Tiro: Haz conmigo como hiciste con
David mi padre, enviándole cedros para que edificara para sí casa en que
morase.
2:4 He aquí, yo tengo que edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para
consagrársela, para quemar incienso aromático delante de él, y para la
colocación continua de los panes de la proposición, y para holocaustos a mañana
y tarde, en los días de reposo, nuevas lunas, y festividades de Jehová nuestro
Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.
2:5 Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro
es grande sobre todos los dioses.
2:6 Mas ¿quién será capaz de edificarle casa, siendo que los cielos y los
cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿quién, pues, soy yo, para que le
edifique casa, sino tan sólo para quemar incienso delante de él?
2:7 Envíame, pues, ahora un hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en
bronce, en hierro, en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los
maestros que están conmigo en Judá y Jerusalén, los cuales dispuso mi padre.
2:8 Envíame también madera del Líbano: cedro, ciprés y sándalo; porque yo sé
que tus siervos saben cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán
con los tuyos,
2:9 para que me preparen mucha madera, porque la casa que tengo que edificar ha
de ser grande y portentosa.
2:10 Y he aquí, para los trabajadores tus siervos, cortadores de madera, he
dado veinte mil coros de trigo en grano, veinte mil coros de cebada, veinte mil
batos de vino, y veinte mil batos de aceite.
2:11 Entonces Hiram rey de Tiro respondió por escrito que envió a Salomón:
porque Jehová amó a su pueblo, te ha puesto por rey sobre ellos.
2:12 Además decía Hiram: Bendito sea Jehová el Dios de Israel, que hizo los
cielos y la tierra, y que dio al rey David un hijo sabio, entendido, cuerdo y
prudente, que edifique casa a Jehová, y casa para su reino.
2:13 Yo, pues, te he enviado un hombre hábil y entendido, Hiram-abi,
2:14 hijo de una mujer de las hijas de Dan, mas su padre fue de Tiro; el cual
sabe trabajar en oro, plata, bronce y hierro, en piedra y en madera, en púrpura
y en azul, en lino y en carmesí; asimismo sabe esculpir toda clase de figuras,
y sacar toda forma de diseño que se le pida, con tus hombres peritos, y con los
de mi señor David tu padre.
2:15 Ahora, pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo y cebada, y aceite y
vino, que ha dicho;
2:16 y nosotros cortaremos en el Líbano la madera que necesites, y te la
traeremos en balsas por el mar hasta Jope, y tú la harás llevar hasta
Jerusalén.
2:17 Y contó Salomón todos los hombres extranjeros que había en la tierra de Israel,
después de haberlos ya contado David su padre, y fueron hallados ciento
cincuenta y tres mil seiscientos.
2:18 Y señaló de ellos setenta mil para llevar cargas, y ochenta mil canteros
en la montaña, y tres mil seiscientos por capataces para hacer trabajar al
pueblo.
Capítulo 3
Salomón edifica el templo
3:1 Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová
en Jerusalén, en le monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en
el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.
3:2 Y comenzó a edificar en el mes segundo, a los dos días del mes, en el
cuarto año de su reinado.
3:3 Estas son las medidas que dio Salomón a los cimientos de la casa de Dios.
La primera, la longitud, de sesenta codos, y la anchura de veinte codos.
3:4 El pórtico que estaba al frente del edificio era de veinte codos de largo,
igual al ancho de la casa, y su altura de ciento veinte codos; y lo cubrió por
dentro de oro puro.
3:5 Y techó el cuerpo mayor del edificio con madera de ciprés, la cual cubrió
de oro fino, e hizo realzar en ellas palmeras y cadenas.
3:6 Cubrió también la casa de piedras preciosas para ornamento; y el oro era
oro de Parvaim.
3:7 así que cubrió la casa, sus vigas, sus umbrales, sus paredes y sus puertas
con oro; y esculpió querubines en las paredes.
3:8 Hizo asimismo el lugar santísimo, cuya longitud era de veinte codos según
el ancho de la casa, y su anchura de veinte codos; y lo cubrió de oro fino que
ascendía a seiscientos talentos.
3:9 Y el peso de los clavos era de uno hasta cincuenta siclos de oro. Cubrió
también de oro los aposentos.
3:10 Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de madera, los cuales
fueron cubiertos de oro.
3:11 La longitud de las alas de los querubines era de veinte codos; porque una
ala era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la casa, y la otra de
cinco codos, la cual tocaba el ala del otro querubín.
3:12 De la misma manera una ala del otro querubín era del cinco codos, la cual
llegaba hasta la pared de la casa, y la otra era de cinco codos, que tocaba el
ala del otro querubín.
3:13 Estos querubines tenían las alas extendidas por veinte codos, y estaban en
pie con los rostros hacia la casa.
3:14 Hizo también el velo de azul, púrpura, carmesí y lino, e hizo realzar
querubines en él.
Las dos columnas
3:15 Delante de la casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de altura
cada una, con sus capiteles encima, de cinco codos.
3:16 Hizo asimismo cadenas en el santuario, y las puso sobre los capiteles de
las columnas; e hizo cien granadas, las cuales puso en las cadenas.
3:17 Y colocó las columnas delante del templo, una a la mano derecha, y otra a
la izquierda; y a la de la mano derecha llamó Jaquín, y a la de la izquierda,
Boaz.
Capítulo 4
Mobiliario del templo
4:1 Hizo además un altar de bronce de veinte
codos de longitud, veinte codos de anchura, y diez codos de altura.
4:2 También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos de un borde al
otro, enteramente redondo: su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta
codos lo ceñía alrededor.
4:3 Y debajo del mar había figuras de calabazas que lo circundaban, diez en
cada codo alrededor; eran dos hileras de calabazas fundidas juntamente con el
mar.
4:4 Estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al norte,
tres al occidente, y tres al sur, y tres al oriente: y el mar descansaba sobre
ellos, y las anclas de ellos estaban hacia adentro.
4:5 Y tenía de grueso un palmo menor, y el borde tenía la forma del borde de un
cáliz, o de una flor de lis. Y le cabían tres mil batos.
4:6 Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la
izquierda, para lavar y limpiar en ellas lo que se ofrecía en holocausto; pero
el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.
4:7 Hizo asimismo diez candeleros de oro según su forma, los cuales puso en el
templo, cinco a la derecha, y cinco a la izquierda.
4:8 Además hizo diez mesas y las puso en el templo, cinco a la derecha, y cinco
a la izquierda: igualmente hizo cien tazones de oro.
4:9 También hizo el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas
del atrio, y cubrió de bronce las puertas de ellas.
4:10 Y colocó el mar al lado derecho, hacia el sureste de la casa.
4:11 Hiram hizo también calderos, y palas, y tazones; y acabó Hiram la obra que
hacía al rey Salomón para la casa de Dios;
4:12 Dos columnas, y los cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos
columnas, y dos redes para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban
encima de las columnas;
4:13 Cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada
red, para que cubriesen las dos esferas de los capiteles que estaban encima de
las columnas.
4:14 Hizo también las basas, sobre las cuales colocó las fuentes;
4:15 Un mar, y los doce bueyes debajo de él:
4:16 Y calderos, palas, y garfios; de bronce muy fino hizo todos sus enseres
Hiram-abi al rey Salomón para la casa de Jehová.
4:17 Y los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre
Sucot y Seredata.
4:18 Y Salomón hizo todos estos enseres en número tan grande, que no pudo
saberse el peso del bronce.
4:19 Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, y el altar de
oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición;
4:20 Asimismo los candeleros y sus lámparas, de oro puro, para que las
encendiesen delante del lugar santísimo conforme a la ordenanza.
4:21 Las flores, lamparillas, y tenazas se hicieron de oro, de oro finísimo;
4:22 También las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios
eran de oro puro. Y de oro también la entrada de la casa, sus puertas
interiores para el lugar santísimo, y las puertas de la casa del templo.
Capítulo 5
5:1 Acabada toda la obra que hizo Salomón para
la casa de Jehová, metió Salomón las cosas que David su padre había dedicado; y
puso la plata, y el oro, y todos los utensilios, en los tesoros de la casa de
Dios.
Salomón traslada el arca al templo
5:2 Entonces Salomón reunió en Jerusalem a los ancianos de Israel, y todos los
príncipes de las tribus, los jefes de las familias de los hijos de Israel, para
que trajesen el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sión.
5:3 Y se congregaron con el rey todos los varones de Israel, para la fiesta
solemne del mes séptimo.
5:4 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel, y los Levitas tomaron el
arca:
5:5 Y llevaron el arca, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios del
santuario que estaban en el tabernáculo: los sacerdotes y los Levitas los
llevaron.
5:6 Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con
él delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se
pudieron contar ni numerar.
5:7 Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el
santuario de la casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines:
5:8 Pues los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, y los
querubines cubrían por encima así el arca como sus barras.
5:9 E hicieron salir las barras, de modo que se viesen las cabezas de las
barras del arca delante del lugar santísimo, mas no se veían desde fuera: y
allí están hasta hoy.
5:10 En el arca no había más que las dos tablas que Moisés había puesto en
Horeb, con las cuales Jehová había hecho pacto con los hijos de Israel, cuando
salieron de Egipto.
5:11 Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, (porque todos los
sacerdotes que se hallaron habían sido santificados, y no guardaban sus turnos;
5:12 y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán, y los de Jedutún,
juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con
címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte
sacerdotes que tocaban trompetas:)
5:13 Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y
dar gracias a Jehová: y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y
otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es
bueno, porque su misericordia es para siempre: entonces la casa se llenó de una
nube, la casa de Jehová.
5:14 Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la
nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.
Capítulo 6
Dedicación del templo
6:1 Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que
él habitaría en la oscuridad.
6:2 Yo pues he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que
mores para siempre.
6:3 Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel: y
toda la congregación de Israel estaba en pie.
6:4 Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido
lo que prometió con su boca a David mi padre, diciendo:
6:5 Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad
he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi
nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel.
6:6 Mas a Jerusalen he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he
elegido para que esté sobre mi pueblo Israel.
6:7 Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios
de Israel.
6:8 Mas Jehová dijo a David mi padre: Respecto a haber tenido en tu corazón
edificar casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón.
6:9 Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él
edificará casa a mi nombre.
6:10 Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho, pues me levanté yo en
lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová
había dicho, y he edificado casa al nombre de Jehová Dios de Israel.
6:11 Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de Jehová que
celebró con los hijos de Israel.
6:12 Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la
congregación de Israel, y extendió sus manos.
6:13 Porque Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo,
de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio
del atrio: y se puso sobre él, se arrodilló delante de toda la congregación de
Israel, y extendió sus manos al cielo, y dijo:
6:14 Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la
tierra, que guardas el pacto y la misericordia con tus siervos que caminan
delante de ti de todo su corazón;
6:15 Que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le prometiste: tú lo
dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día
6:16 Ahora pues, Jehová Dios de Israel, guarda a tu siervo David mi padre lo
que le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se
siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, andando
en mi ley, como tú has andado delante de mí.
6:17 Ahora pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu
siervo David.
6:18 Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los
cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener: ¿cuánto menos esta
casa que he edificado?
6:19 Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios
mío, para oir el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti.
6:20 Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el
lugar del cual dijiste, Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu
siervo ora en este lugar.
6:21 Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en
este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de
tu morada: que oigas y perdones.
6:22 Si alguno pecare contra su prójimo, y se le exigiere juramento, y viniere
a jurar ante tu altar en esta casa,
6:23 tú oirás desde los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la
paga al impío, haciéndole recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al
justo al darle conforme a su justicia.
6:24 Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de los enemigos, por haber
prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare
delante de ti en esta casa,
6:25 tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y
les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.
6:26 Si los cielos se cerraren, y no hubiere lluvias por haber pecado contra
ti, si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren
de sus pecados, cuando los afligieres,
6:27 tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu
pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás
lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo.
6:28 Si hubiere hambre en la tierra, o si hubiere pestilencia, si hubiere
tizoncillo o añublo, langosta o pulgón; o si los sitiaren sus enemigos en la
tierra donde moren; cualquiera plaga o enfermedad que sea;
6:29 Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo
Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si
extendiere sus manos hacia esta casa,
6:30 Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y
darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque
solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;
6:31 Para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren
sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
6:32 Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere
venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre, y de tu mano poderosa, y
de tu brazo extendido, si viniere, y orare hacia esta casa,
6:33 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a
todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que
todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu
pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he
edificado.
6:34 Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú
les enviares, y oraren a ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa
que he edificado a tu nombre,
6:35 Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa.
6:36 Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te enojares
contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los
tomaren los lleven cautivos a tierra de enemigos, lejos o cerca,
6:37 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se
convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos,
hemos hecho inicuamente, impíamente hemos hecho;
6:38 Si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra
de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia la tierra
que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que
he edificado a tu nombre;
6:39 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su
ruego, y ampararás su causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
6:40 Ahora pues, oh Dios mío, te ruego estén abiertos tus ojos, y atentos tus
oídos a la oración en este lugar.
6:41 Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de
tu poder; oh Jehová Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus
santos se regocijen en tu bondad.
6:42 Jehová Dios, no rechaces a tu ungido: acuérdate de tus misericordias para
con David tu siervo.
Capítulo 7
7:1 Cuando Salomón acabó de orar, descendió
fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de
Jehová llenó la casa.
7:2 Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de
Jehová había llenado la casa de Jehová.
7:3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de
Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y
adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia
es para siempre.
7:4 Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová.
7:5 Y ofreció el rey Salomón en sacrificio veinte y dos mil bueyes, y ciento y
veinte mil ovejas; y así dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo.
7:6 Y los sacerdotes desempeñaban su ministerio; y los levitas con los
instrumentos de música de Jehová, los cuales había hecho el rey David para
alabar a Jehová, porque su misericordia es para siempre; cuando David alababa
por medio de ellos. Asimismo los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos,
y todo Israel estaba en pie.
7:7 También Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de
la casa de Jehová, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y la grosura
de las ofrendas de paz; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho,
no podían caber los holocaustos, las ofrendas y las grosuras.
7:8 Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran
congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto.
7:9 Al octavo día hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación
del altar en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días.
7:10 Y a los veintitrés días del mes séptimo envió al pueblo a sus
hogares,alegres y gozosos de corazón por los beneficios que Jehová había hecho
a David, y a Salomón, y a su pueblo Israel.
Pacto de Dios con Salomón
7:11 Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey: y todo lo que
Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová y en su casa, fue prosperado.
7:12 Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y
he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
7:13 Si yo cerrare los cielos, para que no haya lluvia, y si mandare a la
langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo;
7:14 Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren,
y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré
desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
7:15 Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, a la oración en este
lugar:
7:16 Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi
nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
7:17 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres
todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos,
7:18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre,
diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel.
7:19 Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mandamientos que
he puesto delante de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los
adorareis,
7:20 Yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; y esta casa que he
santificado a mi nombre, yo la arrojaré de mi presencia, y la pondré por burla
y escarnio de todos los pueblos.
7:21 Y esta casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pasare, y dirá:
¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?
7:22 Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, que los
sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los adoraron y
sirvieron: por eso él ha traído todo este mal sobre ellos.
Capítulo 8
Otras actividades de Salomón
8:1 Después de veinte años, durante los cuales
Salomón había edificado la casa de Jehová y su propia casa,
8:2 reedificó Salomón las ciudades que Hiram le había dado, y estableció en
ellas a los hijos de Israel.
8:3 Después vino Salomón a Hamat de Soba, y la tomó.
8:4 Y edificó a Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de
aprovisionamiento que edificó en Hamat.
8:5 Asimismo reedificó a Bet-orón la de arriba, y a Bet-orón la de abajo,
ciudades fortificadas, con muros, puertas, y barras;
8:6 Y a Baalat, y a todas las ciudades de provisiones que Salomón tenía;
también todas las ciudades de los carros y las de la gente de a caballo; y todo
lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, y en el Líbano, y en toda la tierra
de su dominio.
8:7 Y a todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos,
heveos, y jebuseos, que no eran de Israel,
8:8 los hijos de los que habían quedado en la tierra después de ellos, a los
cuales los hijos de Israel no destruyeron del todo, hizo Salomón tributarios hasta
hoy.
8:9 Pero de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran
hombres de guerra, y sus oficiales y sus capitanes, y sus comandantes de sus
carros, y su gente de a caballo.
8:10 Y tenía Salomón doscientos cincuenta gobernadores principales, los cuales
mandaban sobre aquella gente.
8:11 Y pasó Salomón a la hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él
había edificado para ella; porque dijo: Mi mujer no morará en la casa de David
rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová,
son sagradas.
8:12 Entonces ofreció Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que
él había edificado delante del pórtico,
8:13 Para que ofreciesen cada cosa en su día, conforme al mandamiento de
Moisés, en los días de reposo, en las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes
tres veces en el año, esto es, en la fiesta de los panes sin levasdura, en la
fiesta de las semanas, y en la fiesta de los tabernáculos.
8:14 Y constituyó los turnos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo
ordenado por David su padre; y los levitas por sus cargos, para que alabasen y
ministrasen delante de los sacerdotes, casa cosa en su día; asimismo los
porteros por su orden a cada puerta: porque así lo había mandado David, varón
de Dios.
8:15 Y no se apartaron del mandamiento del rey, en cuanto a los sacerdotes y
los levitas, y los tesoros, y todo negocio:
8:16 porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que se
pusieron los cimientos de la casa de Jehová hasta que fue terminada, hasta que
la casa de Jehová fué acabada totalmente.
8:17 Entonces Salomón fué a Ezión-geber, y a Elot, a la costa del mar en la
tierra de Edom.
8:18 Porque Hiram le había enviado naves por mano de sus siervos, y marineros
diestros en el mar, los cuales fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y
tomaron de allá cuatrocientos cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey
Salomón.
Capítulo 9
La reina de Sabá visita a Salomón
9:1 Oyendo la reina de Sabá la fama de Salomón,
vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias
aromáticas, oro en abundancia, y piedras preciosas, para probar a Salomón con
preguntas difíciles. Y luego que vino a Salomón, habló con él todo lo que en su
corazón tenía.
9:2 Pero Salomón le respondió a todas sus preguntas: y nada hubo que Salomón no
le contestase.
9:3 Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había
edificado,
9:4 Y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus
criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la
escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada.
9:5 Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de tus cosas
y de tu sabiduría;
9:6 Mas yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han
visto: y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había
sido dicha; porque tú superas la fama que yo había oído.
9:7 Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos siervos tuyos, que están
siempre delante de ti, y oyen tu sabiduría.
9:8 Bendito sea Jehová tu Dios, el cual se ha agradado de ti para ponerte sobre
su trono como rey para Jehová tu Dios: por cuanto tu Dios amó a Israel para
afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que
hagas juicio y justicia.
9:9 Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, y gran cantidad de especias
aromáticas, y piedras preciosas: nunca hubo tales especias aromáticas como los
que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
9:10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído
el oro de Ofir, trajeron madera de sándalo, y piedras preciosas.
9:11 Y de la madera de sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová, y en
las casas reales, y arpas y salterios para los cantores: nunca en tierra de
Judá se había visto madera semejante.
9:12 Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió,
más de lo que ella había traído al rey. Después ella se volvió y se fue a su
tierra con sus siervos.
Riquezas y fama de Salomón
9:13 El peso de oro que venía a Salomón cada año, era seiscientos sesenta y
seis talentos de oro,
9:14 Sin lo que traían los mercaderes y negociantes; también todos los reyes de
Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.
9:15 Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro batido, cada uno de
los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado:
9:16 asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo
trescientos siclos de oro: y los puso el rey en la casa del bosque del Líbano.
9:17 Hizo además el rey un gran trono de marfil, y lo cubrió de oro puro.
9:18 El trono tenía seis gradas, y un estrado de oro fijado al trono, y brazos
del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.
9:19 Había también allí doce leones sobre las seis gradas a uno y otro lado.
Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno.
9:20 Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa
del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era
apreciada.
9:21 Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres
años solían venir las naves de Tarsis, y traían oro, plata, marfil, monos, y
pavos reales.
9:22 Y excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en
sabiduría.
9:23 Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para
oir la sabiduría, que Dios le había dado:
9:24 Cada uno de éstos traía su presente, alhajas de plata, alhajas de oro,
vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos, todos los años.
9:25 Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y
doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey
en Jerusalén.
9:26 Y tuvo dominio sobre todos los reyes desde el Eufrates hasta la tierra de
los Filisteos, y hasta la frontera de Egipto.
9:27 Y acumuló el rey plata en Jerusalén como piedras, y cedros como los
cabrahigos de la Sefela en abundancia.
9:28 Traían también caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países.
Muerte de Salomón
9:29 Los demás hechos de Salomón, primeros y postreros, ¿no están todos
escritos en los libros del profeta Natán, en la profecía de Ahías silonita, y
en las profecías del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat?
9:30 Reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.
9:31 Y durmió Salomón con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David su
padre: y reinó en su lugar Roboam su hijo.
Capítulo 10
Rebelión de Israel
10:1 Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se
había reunido todo Israel para hacerlo rey.
10:2 Y cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde
había huído a causa del rey Salomón, volvió de Egipto.
10:3 Y enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron
a Roboam, diciendo:
10:4 Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre, y
del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos.
10:5 Y él les dijo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el pueblo se fue.
10:6 Entonces el rey Roboam tomó consejo con los ancianos, que habían estado
delante de Salomón su padre cuando vivía, y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros
que responda a este pueblo?
10:7 Y ellos le contestaron, diciendo: Si te condujeres humanamente con este
pueblo, y les agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán
siempre.
10:8 Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con
los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio;
10:9 Y les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me
ha hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
10:10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así
dirás al pueblo que te ha hablado diciendo, Tu padre agravó nuestro yugo, mas
tú disminuye nuestra carga: Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso
que los lomos de mi padre.
10:11 Así que, si mi padre os cargó de grave yugo, yo añadiré a vuestro yugo:
mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones.
10:12 Vino pues Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el
rey les había mandado deciendo: Volved a mí de aquí a tres días.
10:13 Y les respondió el rey ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de
los ancianos,
10:14 Y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo
pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo: mi padre os castigó con
azotes, mas yo con escorpiones.
10:15 Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que
Jehová cumpliera la palabra que había hablado por Ahías silonita, a Jeroboam
hijo de Nabat.
10:16 Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al
rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No herencia en el hijo de
Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se
fue todo Israel a sus tiendas.
10:17 Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades
de Judá.
10:18 Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero
le apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam,
y subiendo en su carro huyó a Jerusalén.
10:19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.
Capítulo 11
11:1 Cuando vino Roboam a Jerusalén, reunió de
la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres escogidos de guerra,
para pelear contra Israel y hacer volver el reino a Roboam.
11:2 Mas vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:
11:3 Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en
Judá y Benjamín, diciéndoles:
11:4 Así ha dicho Jehová: No subáis ni peleéis contra vuestros hermanos;
vuélvase cada uno a su casa, porque yo he hecho esto. Y ellos oyeron la palabra
de Jehová, y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam.
Prosperidad de Roboam
11:5 Y habitó Roboam en Jerusalén, y edificó ciudades para fortificar a Judá.
11:6 Edificó a Belén, Etam, Tecoa,
11:7 Bet-sur, Soco, Adulam,
11:8 Gat, Maresa, Zif,
11:9 Adoraim, Laquis, Azeca,
11:10 Sora, Ajalón, y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y
Benjamín.
11:11 Reforzó también las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y provisiones,
y vino, y aceite;
11:12 Y en todas las ciudades puso escudos y lanzas. Las Fortificó, pues, en
gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos.
11:13 Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él
desde todos los lugares donde vivían.
11:14 Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y
a Jerusalén: pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová.
11:15 Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los
demonios, y para los becerros que él había hecho.
11:16 Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que
habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a
Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres.
11:17 Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de
Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de
Salomón.
11:18 Y tomó Roboam por mujer a Mahalat, hija de Jerimot hijo de David, y a
Abihail, hija de Eliab hijo de Isaí.
11:19 La cual le dioa luz estos hijos: a Jeus, Semarias, y a Zaham.
11:20 Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz a
Abías, a Atai, Ziza, y Selomit.
11:21 Pero Roboam amó a Maaca hija de Absalón sobre todas sus mujeres y
concubinas; porque tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró
veintiocho hijos y sesenta hijas.
11:22 Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus hermanos,
porque quería hacerle rey.
11:23 Obró sagazmente, y esparció todos sus hijos por todas las tierras de Judá
y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en
abundancia, y muchas mujeres.
Capítulo 12
Sisac invade Judá
12:1 Cuando Roboam había consolidado el reino,
dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él.
12:2 Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey
Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén,
12:3 Con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo: mas el
pueblo que venía con él de Egipto, esto es, de libios, suquienos, y etíopes, no
tenía número.
12:4 Y tomó las ciudades fortificadas de Judá, y llegó hasta Jerusalén.
12:5 Entonces vino el profeta Semaías a Roboam y a los príncipes de Judá, que
estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho
Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac.
12:6 Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es
Jehová.
12:7 Y cuando Jehová vió que se habían humillado, fue palabra de Jehová a
Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en
breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac.
12:8 Pero serán sus siervos; para que sepan lo que es servirme a mí, y que es
servir a los reinos de las naciones.
12:9 Subió pues Sisac rey de Egipto a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa
de Jehová, y los tesoros de la casa del rey; todo lo llevó: y tomó los escudos
de oro que Salomón había hecho.
12:10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los entregó a
los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.
12:11 Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia, y los
llevaban, y después los volvían a la cámara de la guardia.
12:12 Y cuando él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no
destruirlo del todo: y también en Judá las cosas fueron bien.
12:13 Fortalecido, pues, Roboam, reinó en Jerusalén: y era Roboam de cuarenta y
un años cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad
que escogió Jehová de todas las tribus de Israel, para poner en ella su nombre.
Y el nombre de la madre de Roboam fue Naama amonita.
12:14 E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová.
12:15 Y las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están escritas en los
libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias?
Y entre Roboam y Jeroboam hubo guerra constante.
12:16 Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David: y
reinó en su lugar Abías su hijo.
Capítulo 13
Reinado de Abías
13:1 A los dieciocho años del rey Jeroboam,
reinó Abías sobre Judá.
13:2 Y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Micaías hija de
Uriel de Gabaa. Y hubo guerra entre Abías y Jeroboam.
13:3 Entonces Abías ordenó batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres
de guerra valerosos y escogidos: y Jeroboam ordenó batalla contra él con
ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
13:4 Y se levantó Abías sobre el monte de Zemaraim, que es en los montes de
Efraín, y dijo: Oidme, Jeroboam y todo Israel.
13:5 ¿No sabéis vosotros, que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre
Israel para siempre, a él y a sus hijos bajo pacto de sal?
13:6 Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y
rebeló contra su señor.
13:7 Y se juntaron con él hombres vanos y perversos, y pudieron más que Roboam
hijo de Salomón, porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de
ellos.
13:8 Y ahora vosotros tratáis de de resistir al reino de Jehová en mano de los
hijos de David, porque sois muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro
que Jeroboam os hizo por dioses.
13:9 ¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de
Aarón, y a los levitas, y os habéis designado sacerdotes a la manera de los
pueblos de otras tierras, para que cualquiera venga a consagrarse con un
becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?
13:10 Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado: y
los sacerdotes que ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los
que están en la obra son los levitas,
13:11 Los cuales queman para Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, y
el incienso aromático; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero
de oro con sus lámparas para que ardan cada tarde: porque nosotros guardamos la
ordenanza de Jehová nuestro Dios; mas vosotros le habéis dejado.
13:12 Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las
trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no
peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis.
13:13 Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para venir a ellos por la
espalda: y estando así delante de ellos, la emboscada estaba a espaldas de
Judá.
13:14 Y cuando miró Judá, he aquí que tenía batalla por delante y a las
espaldas; por lo que clamaron a Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
13:15 Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y así que ellos alzaron el
grito, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá:
13:16 Y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus
manos.
13:17 Y Abías y su gente hacían en ellos gran matanza; y cayeron heridos de Israel
quinientos mil hombres escogidos.
13:18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo: y los hijos de
Judá prevalecieron, porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres.
13:19 Y siguió Abías a Jeroboam, y le tomó algunas ciudades, a Bet-el con sus
aldeas, a Jesana con sus aldeas, y a Efrain con sus aldeas.
13:20 Y nunca más tuvo Jeroboam poderío en los días de Abías: y Jehová lo
hirió, y murió.
13:21 Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce mujeres, y engendró
veintidós hijos, y dieciséis hijas.
13:22 Lo demás hechos de Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la
historia de Iddo profeta.
Capítulo 14
Reinado de Asa
14:1 Durmió Abías con sus padres, y fue
sepultado en la ciudad de David. Y reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días
tuvo sosiego el país por diez años.
14:2 E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios.
14:3 Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró
las imágenes, y destruyo los símbolos de Asera;
14:4 y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por
obra la ley y sus mandamientos.
14:5 Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las
imágenes, y estuvo el reino en paz bajo su reinado.
14:6 Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la
tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había
dado paz.
14:7 Dijo, por tanto a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de
muros con torres, puertas, y barras, ya que la tierra es nuestra: porque hemos
buscado a Jehová nuestro Dios, lo hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas
partes. Edificaron pues, y fueron prosperados.
14:8 Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos
mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos;
todos hombres diestros.
14:9 Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de millones, y
trescientos carros; y vino hasta Maresa.
14:10 Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de
Sefata junto a Maresa.
14:11 Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡OhJehová,para ti no hay diferencia
alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas. Ayúdanos, oh Jehová
Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este
ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios: no prevalezca contra ti el hombre.
14:12 Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y
huyeron los etíopes.
14:13 Y Asa, y el pueblo que con él estaba, lo siguieron hasta Gerar; y cayeron
los etíopes hasta no quedar en ellos aliento; porque fueron deshechos delante
de Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande botín.
14:14 Atacaron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror
de Jehová cayó sobre ellas: y saquearon todas las ciudades, porque había en
ellas gran botín.
14:15 Asimismo atacaron las cabañas de los que tenían ganado, y se llevaron
muchas ovejas y camellos, y volvieron a Jerusalén.
Capítulo 15
Reformas religiosas de Asa
15:1 Vino el espíritu de Dios sobre Azarías hijo
de Obed;
15:2 Y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oidme, Asa, y todo Judá y
Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él: y si le
buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará.
15:3 Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdoteque
enseñara y sin ley;
15:4 pero cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y
le buscaron, él fue hallado de ellos.
15:5 En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba, ni para el que
salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras.
15:6 Y una gente destruía a la otra, y una ciudad a otra ciudad: porque Dios
los turbó con toda clase de calamidades.
15:7 Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos; pues hay
recompensa para vuestra obra.
15:8 Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de
Obed, fue cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá
y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de
Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová.
15:9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de
Efraín, de Manasés, y de Simeón: porque muchos de Israel se habían pasado a él,
viendo que Jehová su Dios estaba con él.
15:10 Se reunieron, pues, en Jerusalén en el mes tercero del año décimoquinto
del reinado de Asa.
15:11 Y en aquel mismo día sacrificaron a Jehová, del botín que habían traído,
setecientos bueyes y siete mil ovejas.
15:12 Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus
padres, de todo su corazón y de toda su alma;
15:13 Y que cualquiera que no buscase a Jehová el Dios de Israel, muriese,
grande opequeño, hombre o mujer.
15:14 Y juraron a Jehová con gran voz y júbilo, al son de trompetas y de
bocinas:
15:15 Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su
corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban: y fue hallado de ellos;
y les dio Jehová paz por todas partes.
15:16 Y aun a Maaca madre del rey Asa, él mismo la depuso de su dignidad,
porque había hecho una imagen de Asera: y Asa destruyó la imagen, y la
desmenuzó, y la quemó en el torrente de Cedrón.
15:17 Con todo eso los lugares altos no eran quitados de Israel, aunque el
corazón de Asa fue perfecto en todos sus días.
15:18 Y trajo a la casa de Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él
había consagrado, plata, oro y utensilios.
15:19 Y no hubo más guerra hasta los treinta y cinco años del reinado de Asa.
Capítulo 16
Alianza de Asa con Ben-adad
16:1 En el año treinta y seis del reinado de Asa,
subió Baasa rey de Israel contra Judá, y fortificó a Rama, para no dejar salir
ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá.
16:2 Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y
de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco,
diciendo:
16:3 Haya alianza entre tu y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre; he
aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que
tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí.
16:4 Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus
ejércitos contra las ciudades de Israel: y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim, y
las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí.
16:5 Oyendo esto Baasa, cesó de edificar a Rama, y abandonó su obra.
16:6 Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Rama la piedra y la
madera con que Baasa edificaba, y con ella edificó a Geba y Mizpa.
16:7 En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por
cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios,
por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.
16:8 Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y
mucha gente de a caballo? con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los
entregó en tus manos.
16:9 Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder
a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en
esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti.
16:10 Entonces se enojó Asa contra el vidente, lo echó en la cárcel, porque se
encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos
del pueblo.
Muerte de Asa
16:11 Mas he aquí, los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en
el libro de los reyes de Judá y de Israel.
16:12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los
pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos.
16:13 Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su
reinado.
16:14 Y lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad
de David; y lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas
especies aromáticas, preparadas por expertos perfumistas; e hicieron un gran
fuego en su honor.
Capítulo 17
Reinado de Josafat
17:1 Reinó en su lugar Josafat su hijo, el cual
se hizo fuerte contra Israel.
17:2 Puso ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá, y colocó gente
de guarnición, en tierra de Judá, y asimismo en las ciudades de Efraín que su
padre Asa había tomado.
17:3 Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de
David su padre, y no buscó a los baales;
17:4 Sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no
según las obras de Israel.
17:5 Jehová por tanto confirmó el reino en su mano, y todo Judá dio a Josafat
presentes; y tuvo riquezas y gloria en abundancia.
17:6 Y se animó su corazón en los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos
y las imágenes de Asera de en medio de Judá.
17:7 Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías,
Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá;
17:8 Y con ellos a los levitas, Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot,
Jonatán, Adonías, Tobías, y Tobadonías; y con ellos a los sacerdotes Elisama y
Joram.
17:9 Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y
recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.
17:10 Y cayó el pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que
estaban alrededor de Judá; y no osaron hacer guerra contra Josafat.
17:11 Y traían de los Filisteos presentes a Josafat, y tributos de plata. Los
Arabes también le trajeron ganados, siete mil setecientos carneros y siete mil
setecientos machos cabrío.
17:12 Iba, pues, Josafat engrandeciéndose mucho; y edificó en Judá fortalezas y
ciudades de aprovisionamiento.
17:13 Tuvo muchas provisiones en las ciudades de Judá, y hombres de guerra muy
valientes en Jerusalén.
17:14 Y este es el número de ellos según sus casas paternas: de los jefes de
los millares de Judá, el general Adna, y con él trescientos mil hombres muy
esforzados;
17:15 Después de él, el jefe Johanán, y con él doscientos ochenta mil;
17:16 Tras éste, Amasías hijo de Zicri, el cual se había ofrecido
voluntariamente a Jehová, y con él doscientos mil hombres valientes;
17:17 De Benjamín, Eliada, hombre muy valeroso, y con él doscientos mil armados
de arco y escudo;
17:18 Tras éste, Jozabad, y con él ciento ochenta mil dispuestos para la
guerra.
17:19 Estos eran siervos del rey, sin los que el rey había puesto en las
ciudades de fortificadas en todo Judá
Capítulo 18
Micaías profetiza la derrota de Acab
18:1 Tenía, pues, Josafat riquezas y gloria en
abundancia, y contrajo parentesco con Acab.
18:2 Y después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab; por lo
que mató Acab muchas ovejas y bueyes para él, y para la gente que con él venía:
y le persuadió que fuese con él contra Ramot de Galaad.
18:3 Y dijo Acab rey de Israel a Josafat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo
contra Ramot de Galaad? Y él respondió: Yo soy como tú; y mi pueblo como tu
pueblo; iremos contigo a la guerra.
18:4 Además dijo Josafat al rey de Israel: te Ruégo que consultes hoy la
palabra de Jehová.
18:5 Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó:
¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos
dijeron: Sube, porque Dios los entregará en mano del rey.
18:6 Pero Josafat dijo: ¿Hay aún aquí algun profeta de Jehová, para que por
medio de él preguntemos?
18:7 Y el rey de Israel respondio a Josafat: Aun hay aquí un hombre por el cual
podemos preguntar a Jehová: mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa
buena, sino siempre mal. Este es Micaías, hijo de Imla. Y respondio Josafat: No
hable así el rey.
18:8 Entonces el rey de Israel llamo a un oficial, y le dijo: Haz venir luego a
Micaías hijo de Imla.
18:9 Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá, estaban sentados cada uno en su
trono, vestidos con sus ropas reales; en la plaza junto a la entrada de la
puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.
18:10 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía:
Así ha dicho Jehová: Con estos acornearás a los Siros hasta destruirlos por
completo.
18:11 De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube
contra Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano
del rey.
18:12 Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le hablo, diciendo: He
aquí las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; yo,
pues, te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.
18:13 Dijo Micaías: Vive Jehová, que lo que mi Dios me dijere, eso hablaré. Y
vino al rey.
18:14 Y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o me
estaré quieto? El respondió: Subid, y seréis prosperados, pues serán entregados
en vuestras manos.
18:15 El rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces te conjuraré por el nombre de Jehová
que no me hables sino la verdad?
18:16 Entonces Micaías dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes
como ovejas sin pastor; y dijo Jehová: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno
en paz a su casa.
18:17 Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te había yo dicho que no me
profetizaría bien, sino mal?
18:18 Entonces él dijo: Oid pues palabra de Jehová: Yo he visto a Jehová
sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su mano derecha
y a su izquierda.
18:19 Y Jehová preguntó: ¿Quién inducirá a Acab rey de Israel, para que suba y
caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera.
18:20 Entonces salió un espíritu, que se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré.
Y Jehová le dijo: ¿De qué modo?
18:21 Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus
profetas. Y Jehová dijo: Tu le inducirás, y lo lograrás; anda y hazlo así.
18:22 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de estos
tus profetas; pues Jehová ha hablado el mal contra ti.
18:23 Entonces Sedequías hijo de Quenaana se le acercó, y golpeó a Micaías en
la mejilla, y dijo: ¿Por qué camino se fue de mí el Espíritu de Jehová para
hablarte a ti?
18:24 Y Micaías respondio: He aquí tú lo verás aquel día, cuando entres de
cámara en cámara para esconderte.
18:25 Entonces el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías, y llevadlo a Amón
gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey.
18:26 Y decidles: El rey ha dicho así: Poned a éste en la cárcel, y sustentadle
con pan de afliccion y agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz.
18:27 Y Micaías dijo: Si tú volvieres en paz, Jehová no ha hablado por mí. Dijo
además: Oid, pueblos todos.
18:28 Subieron, pues, el rey de Israel, y Josafat rey de Judá, a Ramot de
Galaad.
18:29 Y dijo el rey de Israel a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la
batalla, pero tú vístete tus ropas reales. Y se disfrazó el rey de Israel, y
entro en la batalla.
18:30 Había el rey de Siria mandado a los capitanes de los carros que tenía
consigo, diciendo: No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de
Israel.
18:31 Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el
rey de Israel. Y lo rodearon para pelear; mas Josafat clamó, y Jehová lo ayudó,
y los apartó Dios de él;
18:32 Pues viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel,
desistieron de acosarle.
18:33 Mas disparando uno el arco a la ventura, hirió al rey de Israel entre las
junturas y el coselete. El entonces dijo al cochero: Vuelve las riendas, y
sácame del campo, porque estoy mal herido.
18:34 Y arreció la batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie
en el carro enfrente de los sirios hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
Capítulo 19
El profeta Jehú amonesta a Josafat
19:1 Josafat rey de Judá volvió en paz a su casa
en Jerusalén.
19:2 Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey
Josafat: ¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha
salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto.
19:3 Pero se han hallado en ti buenas cosas, por cuanto has quitado de la
tierra las imágenes de Asera, y has dispuesto tu corazon para buscar a Dios.
19:4 Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo,
desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus
padres.
19:5 Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los
lugares.
19:6 Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis: porque no juzgáis en lugar de
hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis.
19:7 Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque
con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepcion de personas, ni admisión
de cohecho.
19:8 Puso también Josafat en Jerusalén a algunos de los levitas y sacerdotes, y
de los padres de familias de Israel, para el juicio de Jehová y para las
causas. Y volvieron a Jerusalén.
19:9 Y les mandó, diciendo: Procederéis asimismo con temor de Jehová, con
verdad, con corazón íntegro.
19:10 En cualquier causa que viniere a vosotros de vuestros hermanos que
habitan en las ciudades, en causas de sangre, entre ley y precepto, estatutos y
decretos, les amonestaréis que no pequen contra Jehová, para que no venga ira
sobre vosotros y sobre vuestros hermanos. Haciendo así no pecaréis.
19:11 Y he aquí el sacerdote Amarías será el que os presida en todo asunto de
Jehová; y Zebadías hijo de Ismael, príncipe de la casa de Judá, en todos los
negocios del rey; también los levitas serán oficiales en presencia de vosotros.
Esforzaos, pues, para hacerlo, y Jehová estará con el bueno.
Capítulo 20
Victoria sobre Moab y Amón
20:1 Pasadas estas cosas, aconteció que los
hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra
Josafat a la guerra.
20:2 Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene
una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en
Hazezon-tamar, que es En-gadi.
20:3 Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a
Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.
20:4 Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová: y también de todas
las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.
20:5 Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en
la casa de Jehová, delante del atrio nuevo;
20:6 Y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y
te tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿no está en tu mano
tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?
20:7 Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu
pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?
20:8 Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu
nombre, diciendo:
20:9 Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o
hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti, (porque tu
nombre está en esta casa,) y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti,
y tú nos oirás y salvarás.
20:10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de
Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de
Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese;
20:11 He aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú
nos diste en poseción.
20:12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza
contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos que hacer, y a
ti volvemos nuestros ojos.
20:13 Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres,
y sus hijos.
20:14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel,
hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu
de Jehová en medio de la reunión;
20:15 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey
Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud
tan grande; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
20:16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta
de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
20:17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso: paraos, estad quedos, y
ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni
desmayéis; salid mañana contra ellos, que Jehová estará con vosotros.
20:18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los
moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
20:19 Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré,
para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz.
20:20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa.
Y mientras ellos salían, Josafat estando en pie, dijo: Oidme, Judá y moradores
de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus
profetas, y seréis prosperados.
20:21 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a
Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que
dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.
20:22 Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los
hijos de Amón, de Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que
venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros:
20:23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de
Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte
de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
20:24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud;
y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
20:25 Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los
cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron
para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días estuvieron recogiendo el botín,
porque era mucho.
20:26 Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron
a Jehová, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca,
hasta hoy.
20:27 Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron
para regresar a Jerusalén gozosos, porque Jehová les había dado gozo
librándolos de sus enemigos.
20:28 Y vinieron a Jerusalén con salterios, arpas, y trompetas, a la casa de
Jehová.
20:29 Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando
oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel.
20:30 Y el reino de Josafat tuvo paz; porque su Dios le dio paz de todas
partes.
Resumen del reinado de Josafat
20:31 Así reinó Josafat sobre Judá; de treinta y cinco años era cuando comenzó
a reinar, y reinó veintecinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue
Azuba, hija de Silhi.
20:32 Y anduvo en el camino de Asa su padre, sin apartarse de él, haciendo lo
recto ante los ojos de Jehová.
20:33 Con todo eso los lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún no
había enderezado su corazón al Dios de sus padres.
20:34 Los demás hechos de Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos
en las palabras de Jehú hijo de Hanani, del cual se hace mención en el libro de
los reyes de Israel.
20:35 Pasadas estas cosas, Josafat rey de Judá trabó amistad con Ocozías rey de
Israel, el cual era dado a la impiedad:
20:36 e hizo con él compañía para construir naves que fuesen a Tarsis; y
construyeron las naves en Ezión-geber.
20:37 Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat,
diciendo: Por cuanto has hecho compañía con Ocozías, Jehová destruirá tus
obras. Y las naves se rompieron, y no pudieron ir a Tarsis.
Capítulo 21
Reinado de Joram de Judá
21:1 Durmió Josafat con sus padres, y lo
sepultaron con sus padres en la ciudad de David. Y reinó en su lugar Joram su
hijo,
21:2 quien tuvo por hermanos, hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías,
Azarías, Micael, y Sefatías. Todos estos fueron hijos de Josafat rey de Judá.
21:3 Y su padre les había dado muchos regalos de oro y de plata, y cosas
preciosas, y ciudades fortificadas en Judá; pero había dado el reino a Joram,
porque él era el primogénito.
21:4 Fue elevado, pues, Joram al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte,
mató a espada a todos sus hermanos, y también a algunos de los príncipes de
Israel.
21:5 Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó ocho años en
Jerusalén.
21:6 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab;
porque tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de
Jehová.
21:7 Mas Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había
hecho con David, y porque le había dicho que le daría lámpara a él y a sus
hijos perpetuamente.
21:8 En los días de éste se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron
rey sobre sí.
21:9 Entonces pasó Joram con sus príncipes, y todos sus carros; y se levantó de
noche, y derrotó a los edomitas que le habían sitiado, y a todos los
comandantes de sus carros.
21:10 No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También en
el mismo tiempo Libna se libertó de su dominio, por cuanto él había dejado a
Jehová el Dios de sus padres.
21:11 Además de esto hizo lugares altos en los montes de Judá, e hizo que los
moradores de Jerusalén fornicasen, y a ello impelió a Judá.
21:12 Y le llegó una carta del profeta Elías, que decía: Jehová, el Dios de
David tu padre, ha dicho así: Por cuanto no has andado en los caminos de
Josafat tu padre, ni en los caminos de Asa rey de Judá,
21:13 sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que
fornicase Judá, y los moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y
además has dado muerte a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales
eran mejores que tú:
21:14 he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a
tus mujeres, y a todo cuanto tienes;
21:15 Y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta
que se te salgan a causa de tu persistente enfermedad.
21:16 Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de los filisteos, y de los
árabes que estaban junto a los etíopes;
21:17 Y subieron contra Judá, e invadieron la tierra, y tomaron todos los
bienes que hallaron en la casa del rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le
quedó más hijo, sino solamente Joacaz el menor de sus hijos.
21:18 Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los
intestinos.
21:19 Y aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los
intestinos se le salieron por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy
penosa. Y no encendieron fuego en su honor, como las habían hecho con sus
padres.
21:20 Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén
ocho años; y murió sin que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de
David, pero no en los sepulcros de los reyes.
Capítulo 22
Reinado de Ocozías de Judá
22:1 Los habitantes de Jerusalén hicieron rey en
lugar de Joram a Ocozías su hijo menor; porque una banda armada que había
venido con los árabes al campamento, había matado a todos los mayores; por lo
cual reinó Ocozías, hijo de Joram rey de Judá.
22:2 Cuando Ocozías comenzó a reinar era de cuarenta y dos años, y reinó un año
en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri.
22:3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab: pues su madre le
aconsejaba a que actuase impíamente.
22:4 Hizo pues lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque
después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición.
22:5 Y él anduvo en los consejos de ellos, y fue a la guerra con Joram hijo de
Acab, rey de Israel, contra Hazael rey de Siria, a Ramot de Galaad, donde los
Siros hirieron a Joram.
22:6 Y volvió para curarse en Jezreel de las heridas que le habían hecho en
Ramot, peleando contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram,
rey de Judá, para visitar a Joram hijo de Acab, en Jezreel, porque allí estaba
enfermo.
Jehú mata a Ocozías
22:7 Pero esto venía de Dios, para que Ocozías fuese destruído viniendo a
Joram: porque habiendo venido, salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al
cual Jehová había ungido para que exterminara la familia de Acab.
22:8 Y haciendo juicio Jehú contra la casa de Acab, halló a los príncipes de
Judá, y a los hijos de los hermanos de Ocozías, que servían a Ocozías, y los
mató.
22:9 Y buscando a Ocozías, el cual se había escondido en Samaria, lo hallaron,
y lo trajéron a Jehú, y le mataron; y le dieron sepultura, porque dijeron: Es
hijo de Josafat, quien de todo su corazón buscó a Jehová. Y la casa de Ocozías
no tenía fuerzas para poder retener el reino.
Atalía usurpa el trono
22:10 Entonces Atalía madre de Ocozías, viendo que su hijo era muerto, se
levantó y destruyó toda la descendencia real de la casa de Judá.
22:11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y escondiéndolo
de entre los demás hijos del rey, a los cuales mataban, y le guardó a él y a su
ama en uno de los aposentos. Así lo escondió Josabet, hija del rey Joram, mujer
del sacerdote Joiada, (porque ella era hermana de Ocozías), de delante de
Atalía, y no lo mataron.
22:12 Y estuvo con ellos escondido en la casa de Dios seis años. Entre tanto
Atalía reinaba en el país.
Capítulo 23
23:1 En el séptimo año se animó Joiada, y tomó
consigo en alianza a los jefes de centenas Azarías hijo de Jeroham, Ismael hijo
de Johanán, Azarías hijo de Obed, Maasías hijo de Adaía, y a Elisafat hijo de
Zicri,
23:2 Los cuales recorrieron el país de Judá, y reunieron a los levitas de todas
las ciudades de Judá, y a los príncipes de las familias de Israel, y vinieron a
Jerusalén.
23:3 Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les
dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho a los
hijos de David.
23:4 Ahora haced esto: la tercera parte de vosotros, los que entran el día de
reposo, estarán de porteros con los sacerdotes y los levitas;
23:5 Otra tercera parte, a la casa del rey; y la otra tercera parte, a la
puerta del Cimiento: y todo el pueblo estará en los patios de la casa de
Jehová.
23:6 Y ninguno entre en la casa de Jehová, sino los sacerdotes y levitas que
ministran: éstos entrarán, porque están consagrados; y todo el pueblo hará
guardia delante de Jehová.
23:7 Y los levitas rodearán al rey por todas partes, y cada uno tendrá sus
armas en la mano; cualquiera que entre en la casa, que muera: y estaréis con el
rey cuando entre, y cuando salga.
23:8 Y los levitas y todo Judá lo hicieron todo como lo había mandado el
sacerdote Joiada: y tomó cada jefe a los suyos, los que entraban el día de
reposo, y los que salían el día de reposo: porque el sacerdote Joiada no dio
licencia a las compañías.
23:9 Dio también el sacerdote Joiada a los jefes de las centenas las lanzas,
los paveses y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en la
casa de Dios;
23:10 Y puso en orden a todo el pueblo, teniendo cada uno su espada en la mano,
desde el rincón derecho del templo hasta el izquierdo, hacia el altar y la
casa, alrededor del rey por todas partes.
23:11 Entonces sacaron al hijo del rey, y le pusieron la corona y el
testimonio, y lo proclamaron rey; y Joiada y sus hijos lo ungieron, diciendo
luego: ¡Viva el rey!
23:12 Cuando Atalía oyó el estruendo de la gente que corría, y de los que
aclamaban al rey, vino al pueblo a la casa de Jehová;
23:13 Y mirando, vió al rey que estaba junto a su columna a la entrada, y los
príncipes y los trompeteros junto al rey, y que todo el pueblo de la tierra
mostraba alegría, y sonaban bocinas, y los cantores con instrumentos de música
dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y dijo: ¡Traición!
¡Traición!
23:14 Pero el sacerdote Joiada mandó que salieran los jefes de centenas del
ejército, y les dijo: Sacadla fuera del recinto; y al que la siguiere, matadlo
a filo de espada: porque el sacerdote había mandado que no la matasen en la
casa de Jehová.
23:15 Ellos pues le echaron mano, y luego que ella hubo pasado la entrada de la
puerta de los caballos de la casa del rey, allí la mataron.
23:16 Y Joiada hizo pacto entre sí y todo el pueblo y el rey, que serían pueblo
de Jehová.
23:17 Después de esto entró todo el pueblo en el templo de Baal, y lo
derribaron, y también sus altares; e hicieron pedazos sus imágenes, y mataron
delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal.
23:18 Luego ordenó Joiada los oficios en la casa de Jehová, bajo la mano de los
sacerdotes y levitas, según David los había distribuido en la casa de Jehová,
para ofrecer a Jehová los holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés,
con gozo y con cánticos, conforme a la disposición de David.
23:19 Puso también porteros a las puertas de la casa de Jehová, para que por
ninguna vía entrase ningún inmundo.
23:20 Llamó después a los jefes de centenas, y a los principales, a los que
gobernaban el pueblo y a todo el pueblo de la tierra, para conducir al rey
desde la casa de Jehová; y cuando llegaron a la mitad de la puerta mayor de la
casa del rey, sentaron al rey sobre el trono del reino.
23:21 Y se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila,
después que mataron a Atalia a filo de espada.
Capítulo 24
Reinado de Joás de Judá
24:1 De siete años era Joás cuando comenzó a
reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Sibia, de
Beerseba.
24:2 E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada el
sacerdote.
24:3 Y Joiada tomó para él dos mujeres; y engendró hijos e hijas.
24:4 Después de esto aconteció que Joás decidió restaurar la casa de Jehová.
24:5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo: Salid por las
ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel, para que cada año sea
reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto.
Pero los levitas no pusieron diligencia.
24:6 Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le dijo: ¿Por qué no
has procurado que los levitas traigan de Judá y de Jerusalén la ofrenda que
Moisés siervo de Jehová impuso a la congregación de Israel para el tabernáculo
del testimonio?
24:7 Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruído la casa de Dios, y
además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas de la casa de
Jehová.
24:8 Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera, a la
puerta de la casa de Jehová;
24:9 e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que trajesen a Jehová la
ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto a Israel en el desierto.
24:10 Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y trajeron ofrendas, y las
echaron en el arca hasta llenarla.
24:11 Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al secretario del rey por
mano de los levitas, cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del
rey, y el que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y la
vaciában, y la volvían a su lugar. Así lo hacían de día en día, y recogían
mucho dinero;
24:12 y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el trabajo del servicio de la
casa de Jehová, y tomaban canteros y carpinteros que reparasen la casa de
Jehová, y artífices en hierro y bronce para componer la casa.
24:13 Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos la obra fue
restaurada, y restituyeron la casa de Dios a su antigua condición, y la consolidaron.
24:14 Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que quedaba del
dinero, e hicieron de él utensilios para la casa de Jehová, utensilios para el
servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban
holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los días de Joiada.
24:15 Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días: de ciento y treinta años era
cuando murió.
24:16 Y lo sepultaron en la ciudad de David con los reyes, por cuanto había
hecho bien con Israel, y para con Dios, y con su casa.
24:17 Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá, y ofrecieron obediencia al
rey; y el rey los oyó.
24:18 Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus padres, y sirvieron a los
símbolos de Asera y a las imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino
sobre Judá y Jerusalén por este su pecado.
24:19 Y les envió profetas, para que los volviesen a Jehová, los cuales les
amonestaron; mas ellos no los escucharon.
24:20 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote
Joiada; y puesto en pie, donde estaba más alto que el pueblo, les dijo: Así ha
dicho Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien
por ello; porque por haber dejado a Jehová, el también os abandonará.
24:21 Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por mandato del rey lo
apedrearon hasta matarlo, en el patio de la casa de Jehová.
24:22 Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de
Zacarías había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová
lo vea y lo demande.
24:23 A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron a
Judá y a Jerusalén, y destruyeron en el pueblo a todos los principales de él, y
enviaron todos el botín al rey a Damasco.
24:24 Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, Jehová
entregó en sus manos un ejército muy numeroso, por cuanto habían dejado a
Jehová el Dios de sus padres. Así ejecutaron juicios contra Joás.
24:25 Y cuando se fueron los sirios, lo dejaron agobiado por sus dolencias; y
conspiraron contra él sus siervos a causa de la sangre de los hijos de Joiada
el sacerdote, y lo hirieron en su cama, y murió: y lo sepultaron en la ciudad
de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
24:26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simeat amonita, y
Jozabad, hijo de Simrit moabita.
24:27 En cuanto a los hijos de Joás, y la multiplicación que hizo de las
rentas, y la restauración de la casa de Jehová, he aquí está escrito en la
historia del libro de los reyes. Y reinó en su lugar Amasías su hijo.
Capítulo 25
Reinado de Amasías
25:1 De veinticinco años era Amasías cuando
comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén: el nombre de su madre
fue Joadan, de Jerusalén.
25:2 Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová aunque no de perfecto corazón.
25:3 Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían
matado al rey su padre;
25:4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en
el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los
hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.
25:5 Reunió luego Amasías a Judá, y con arreglo a las familias les puso jefes
de millares y de centenas sobre todo Judá y Benjamín. Después puso en lista a
todos los de veinte años arriba, y fueron hallados trescientos mil escogidos
para salir a la guerra, que tenían lanza y escudo.
25:6 Y de Israel tomó a sueldo por cien talentos de plata, a cien mil hombres
valientes,.
25:7 Mas un varón de Dios vino a él, y le dijo: Rey, no vaya contigo el
ejército de Israel; porque Jehová no está con Israel, ni con todos los hijos de
Efraín.
25:8 Pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará
caer delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o
para derribar.
25:9 Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos
que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: Jehová puede
darte mucho más que esto.
25:10 Entonces Amasías apartó el ejército de la gente que había venido a él de
Efraín, para que se fuesen a sus casas: y ellos se enojaron grandemente contra
Judá, y volvieron a sus casas encolerizados.
25:11 Esforzándose entonces Amasías, sacó a su pueblo, y vino al Valle de la
Sal: y mató de los hijos de Seir diez mil.
25:12 Y los hijos de Judá tomaron vivos a otros diez mil, los cuales llevaron a
la cumbre de un peñasco, y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
25:13 Mas los del ejército que Amasías había despedido, para que no fuesen con
él a la guerra, invadieron las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-oron,
y mataron a tres mil de ellos, y tomaron gran despojo.
25:14 Volviendo luego Amasías de la matanza de los edomitas, trajo también
consigo los dioses de los hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los
adoró, y les quemó incienso.
25:15 Por esto se encendió la ira de Jehová contra Amasías, y envió a él un
profeta, que le dijo: ¿Por qué has buscado los dioses de otra nación, que no
libraron a su pueblo de tus manos?
25:16 Y hablándole el profeta estas cosas, él le respondió: ¿te han puesto a ti
por consejero del rey? Déjate de eso: ¿por qué quieres que te maten? Y cuando
terminó de hablar, el profeta dijo luego: Yo sé que Dios ha decretado
destruirte, porque has hecho esto, y no obedeciste mi consejo.
25:17 Y Amasías rey de Judá, después de tomar consejo, envió a decir a Joás,
hijo de Joacaz hijo de Jehú, rey de Israel: Ven, y veámonos cara a cara.
25:18 Entonces Joás rey de Israel envió a decir a Amasías rey de Judá: El cardo
que estaba en el Líbano, envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da
tu hija a mi hijo por mujer. Y he aquí que las bestias fieras que estaban en el
Líbano, pasaron, y hollaron el cardo.
25:19 Tú dices: He aquí he derrotado a Edom; y tu corazón se enaltece para
gloriarte. Quédate ahora en tu casa. ¿para qué te provocas un mal en que puedas
caer tú y Judá contigo?
25:20 Mas Amasías no quiso oir; porque era la voluntad de Dios, que los quería
entregar en manos de sus enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de
Edom.
25:21 Subió pues Joás rey de Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías rey
de Judá, en la batalla de Bet-semes, la cual es de Judá.
25:22 Pero cayó Judá delante de Israel, y huyó cada uno a su estancia.
25:23 Y Joás rey de Israel prendió en Bet-semes a Amasías rey de Judá, hijo de
Joás hijo de Joacaz, y lo llevóa Jerusalén: y derribó el muro de Jerusalén
desde la puerta de Efraín hasta la puerta del ángulo, un tramo de cuatrocientos
codos.
25:24 Asimismo tomó todo el oro y plata, y todos los utensilios que se hallaron
en la casa de Dios en casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y
los hijos de los nobles; después volvió a Samaria.
25:25 Y vivió Amasías hijo de Joás, rey de Judá, quince años después de la
muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel.
25:26 Lo demás hechos de Amasías, primeros y postreros, ¿no están escritos en
el libro de los reyes de Judá y de Israel?
25:27 Desde el tiempo en que Amasías se apartó de Jehová, empezaron a conspirar
contra él en Jerusalén; y habiendo él huído a Laquis, enviaron tras él a
Laquis, y allá lo mataron;
25:28 Y lo trajeron en caballos, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de
Judá.
Capítulo 26
Reinado de Uzías
26:1 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a
Uzías, el cual tenía dieciséis años, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías
su padre.
26:2 Uzías edificó él a Elot, y la restituyó a Judá después que el rey Amasías
durmió con sus padres.
26:3 De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos
años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
26:4 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que
había hecho Amasías su padre.
26:5 Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en
visiones de Dios; y en estos días que buscó a Jehová, él le prosperó.
26:6 Y salió, y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro
de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de
los filisteos.
26:7 Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban
en Gur-baal, y contra los amonitas.
26:8 Y dieron los amonitas presentes a Uzías, y se divulgó su fama hasta la
frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso.
26:9 Edificó también Uzías torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, y
junto a la puerta del valle, y junto a las esquinas; y las fortificó.
26:10 Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas: porque
tuvo muchos ganados, así en los Sefela como en las vegas; y viñas, y labranzas,
así en los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la
agricultura.
26:11 Tuvo también Uzías un ejército de guerreros, los cuales salían a la
guerra en divisiones, de acuerdo con la lista hecha por mano de Jehiel escriba,
y de Maasías gobernador, y por mano de Hananías, uno de los jefes del rey.
26:12 Todo el número de los jefes de familias, valientes y esforzados, era dos
mil seiscientos.
26:13 Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos
siete mil quinientos guerreros poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra
los enemigos.
26:14 Y Uzías preparó para todo el ejército, escudos, lanzas, yelmos,
coseletes, arcos, y hondas para tirar piedras.
26:15 E hizo en Jerusalén máquinas por inventadas por ingenieros, para que
estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes
piedras, y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente,
hasta hacerse poderoso.
26:16 Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque
se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar
incienso en el altar del incienso.
26:17 Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de
Jehová, varones valientes.
26:18 Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti,
oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón,
que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, por que has prevaricado,
y no te será para gloria delante de Jehová Dios.
26:19 Entonces Uzías, teniendo enla mano un incensariopar ofrecer incienso, se
llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente
delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso.
26:20 Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la
lepra estaba en su frente; e le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar;
y él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido.
26:21 Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso
en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová; y Jotam su
hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra.
26:22 Los demás de los hechos de Uzías, primeros y postreros, fueron escritos
por el profeta Isaías, hijo de Amóz.
26:23 Y durmió Uzías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo
de los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Jotam su hijo en
lugar suyo.
Capítulo 27
Reinado de Jotam
27:1 De veinticinco años era Jotam cuando
comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre
fue Jerusa, hija de Sadoc.
27:2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que
había hecho Uzías su padre, salvo que no entró en el santuario de Jehová. Pero
el pueblo continuaba corrompiéndose.
27:3 Edificó él la puerta mayor de la casa de Jehová, y sobre el muro de la
fortaleza edificó mucho.
27:4 Además edificó ciudades en las montañas de Judá, y construyó fortalezas y
torres en los bosques.
27:5 También tuvo él guerra con el rey de los hijos de Amón, a los cuales
venció; y le dieron los hijos de Amón en aquel año cien talentos de plata, diez
mil coros de trigo, y diez mil de cebada. Esto le dieron los hijos de Amón, y
lo mismo en el segundo año, y en el tercero.
27:6 Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová
su Dios.
27:7 Lo demás hechos de Jotam, y todas sus guerras, y sus caminos, he aquí
están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
27:8 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y dieciséis reinó en
Jerusalén.
27:9 Y durmió Jotam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y
reinó en su lugar Acaz su hijo.
Capítulo 28
Reinado de Acaz
28:1 De veinte años era Acaz cuando comenzó a
reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén: mas no hizo lo recto ante los ojos
de Jehová, como David su padre.
28:2 Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes
fundidas a los baales.
28:3 Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a
sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová
había arrojado de la presencia de los hijos de Israel.
28:4 Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los collados,
y debajo de todo árbol frondoso.
28:5 Por lo cual Jehová su Dios lo entregó en manos del rey de los sirios, los
cuales lo derrotaron, y le tomaron una gran número de prisioneros que llevaron
a Damasco. fue también entregado en manos del rey de Israel, el cual lo batió
con gran mortandad.
28:6 Porque Peka, hijo de Remalías mató en Judá en un día ciento veinte mil
hombres valientes; por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres.
28:7 Asimismo Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo del rey, y
a Azricam su mayordomo, y a Elcana, segundo después del rey.
28:8 También los hijos de Israel tomaron cautivos de sus hermanos doscientos
mil, mujeres, muchachos, y muchachas, además de haber tomado de ellos mucho
botín, que llevaron a Samaria.
28:9 Había entonces allí un profeta de Jehová que se llamaba Obed, el cual
salió delante del ejército cuando entraba en Samaria, y les dijo: He aquí
Jehová el Dios de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado
en vuestras manos; y vosotros los habéis matado con ira que ha llegado hasta el
cielo.
28:10 Y ahora habéis determinado sujetar a vosotros a Judá y a Jerusalén como
siervos y siervas; mas ¿no habéis pecado vosotros contra Jehová vuestro Dios?
28:11 Oidme, pues, ahora, y devolved a los cautivos que habéis tomado de
vuestros hermanos; porque Jehová está airado contra vosotros.
28:12 Entonces se levantaron algunos varones de los principales de los hijos de
Efraín, Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de
Salum, y Amasa hijo de Hadlai, contra los que venían de la guerra.
28:13 Y les dijeron: No traigáis acá a los cautivos, porque el pecado contra
Jehová estará sobre nosotros. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados
y sobre nuestras culpas, siendo muy grande nuestro delito, y el ardor de la ira
contra Israel.
28:14 Entonces el ejército dejó los cautivos y el botín delante de los
príncipes y de toda la multitud.
28:15 Y se levantaron los varones nombrados, y tomaron a los cautivos, y del
despojo vistieron a los que de ellos estaban desnudos; los vistieron, los
calzaron, y les dieron de comer y de beber, y los ungieron, y condujeron en
asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, ciudad de las palmeras,
cerca de sus hermanos; y ellos volvieron a Samaria.
28:16 En aquel tiempo envió a pedir el rey Acaz a los reyes de Asiria que le
ayudasen:
28:17 Porque también los edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y
habían llevado cautivos.
28:18 Asimismo los filisteos se habían extendido por las ciudades de la Sefela,
y del Neguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, y Soco con
sus aldeas, Timna también con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y habitaban
en ellas.
28:19 Porque Jehová había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel: por
cuanto él había actuado desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado
gravemente contra Jehová.
28:20 También vino contra él Tiglat-pileser, rey de los asirios, quien lo
redujo a estrechez, y no lo fortaleció.
28:21 No obstante que despojó Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de
los príncipes, para dar al rey de los asirios, éste no le ayudó.
28:22 Además el rey Acaz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado
contra Jehová;
28:23 Porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían
derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo
también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron éstos
su ruina, y la de todo Israel.
28:24 Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los
quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén
en todos los rincones.
28:25 Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar
incienso a los dioses ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus
padres.
28:26 Los demás de sus hechos, y todos sus caminos, primeros y postreros, he
aquí están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
28:27 Y durmió Acaz con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén:
pero no lo metieron en los sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su
lugar Ezequías su hijo.
Capítulo 29
Reinado de Ezequías
29:1 Comenzó a reinar Ezequías siendo de
veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre
fue Abías, hija de Zacarías.
29:2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que
había hecho David su padre.
Ezequías restablece el culto del templo
29:3 En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la
casa de Jehová, y las reparó.
29:4 E hizo venir los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental.
29:5 Y les dijo: ¡Oidme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de
Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia.
29:6 Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos
de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del
tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas.
29:7 Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no
quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.
29:8 Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha
entregado a turbación, y a execración y escarnio, como veis vosotros con
vuestros ojos.
29:9 Y he aquí nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras
hijas y nuestras mujeres fueron llevados cautivos por esto.
29:10 Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel,
para que aparte de nosotros el ardor de su ira.
29:11 Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros
para que estéis delante de él, y le sirváis, y seáis sus ministros, y le
queméis incienso.
29:12 Entonces se levantaron los levitas, Mahat hijo de Amasai, y Joel hijo de
Azarías, de los hijos de Coat; y de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi, y
Azarías hijo de Jehalelel; de los hijos de Gersón, Joa hijo de Zima, y Edén
hijo de Joa;
29:13 de los hijos de Elizafán, Simri y Jeiel; y de los hijos de Asaf, Zacarías
y Matanías;
29:14 de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías
y Uziel.
29:15 Estos reunieron a sus hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme
al mandamiento del rey y las palabras de Jehová, para limpiar la casa de
Jehová.
29:16 Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron
toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de
Jehová; y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón.
29:17 Comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho
del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová: y santificaron la casa de Jehová
en ocho días, y en el dieciséis del mes primero terminaron.
29:18 Entonces vinieron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la
casa de Jehová, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de
la proposición con todos sus utensilios.
29:19 Asimismo hemos preparado y santificado todos los utensilios que en su
infidelidad había desechado el rey Acaz, cuando reinaba: y he aquí están
delante del altar de Jehová.
29:20 Y levantándose de mañana el rey Ezequías reunió los principales de la
ciudad, y subió a la casa de Jehová.
29:21 Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos, y siete
machos cabríos, para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y
dijo a los sacerdotes hijos de Aarón, que los ofreciesen sobre el altar de
Jehová.
29:22 Mataron, pues, los novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre, y la
esparcieron sobre el altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre
sobre el altar; asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el
altar.
29:23 Después hicieron acercar delante del rey y de la multitud los machos
cabríos para la expiación, y pusieron sobre ellos sus manos:
29:24 Y los sacerdotes los mataron, e hicieron ofrenda de expiación con la
sangre de ellos sobre el altar, para reconciliar a todo Israel; porque por todo
Israel mandó el rey hacer el holocausto y la expiación.
29:25 Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios, y
arpas, conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta
Natán: porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas.
29:26 Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con
trompetas.
29:27 Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando
comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas
y los instrumentos de David rey de Israel.
29:28 Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban
las trompetas; todo hasta duró hasta consumirse el holocausto.
29:29 Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él
estaban, y adoraron.
29:30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que
alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente: y ellos alabaron
con gran alegría, y se inclinaron y adoraron.
29:31 Y respondiendo Ezequías dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a
Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de
Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos los generosos
de corazón trajeron holocaustos.
29:32 Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta
bueyes, cien carneros y doscientos corderos; todo para el holocausto de Jehová.
29:33 Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes, y tres mil ovejas.
29:34 Mas los sacerdotes eran pocos, y no bastaban para desollar los
holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la
obra, y hasta que los demás sacerdotes se santificaron: porque los levitas
fueron más rectos de corazón para santificarse, que los sacerdotes.
29:35 Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de
paz, y libaciones para cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la
casa de Jehová.
29:36 Y se alegró Ezequías con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el
pueblo; porque la cosa fue hecha rápidamente.
Capítulo 30
Ezequías celebra la pascua
30:1 Envió después Ezequías por todo Israel y
Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que viniesen a Jerusalén a
la casa de Jehová para celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel.
30:2 Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda la
congregación en Jerusalén, para celebrar la pascua en el mes segundo:
30:3 Porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no había suficientes
sacerdotes santificados, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén.
30:4 Esto agradó al rey y a toda la multitud.
30:5 Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta
Dan, para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en
Jerusalén: porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está
escrito.
30:6 Fueron pues correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo
Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos
a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y él se volverá al
remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.
30:7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron
contra Jehová el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como
vosotros veis.
30:8 No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos
a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y
servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros.
30:9 Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos
hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta
tierra: porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará
de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él.
30:10 Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y
Manasés, hasta Zabulón: mas se reían y burlaban de ellos.
30:11 Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés, y de Zabulón, se
humillaron, y vinieron a Jerusalén.
30:12 En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para
cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.
30:13 Y se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta solemne de
los panes sin levadura en el mes segundo, una vasta reunión.
30:14 Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron
también todos los altares de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón.
30:15 Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo; y
los sacerdotes y los levitas llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron
los holocaustos a la casa de Jehová.
30:16 Y tomaron su lugar en los turnos de costumbre, conforme a la ley de
Moisés varón de Dios; y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de
manos de los levitas:
30:17 Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por
eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían
purificado, para santificarlos a Jehová.
30:18 Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y
Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que
está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea
propicio a todo aquel que ha prepasrado su corazón para buscar a Dios,
30:19 a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos
de purificación del santuario.
30:20 Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.
30:21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta
solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo: y
glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con
instrumentos resonantes a Jehová.
30:22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena
inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la
fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a
Jehová el Dios de sus padres.
30:23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros
siete días; y la celebraron otros siete días con alegría.
30:24 Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete
mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil
ovejas: y muchos sacerdotes ya se habían santificado.
30:25 Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes
y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los
forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en
Judá.
30:26 Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de
Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en
Jerusalén.
30:27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo: y
la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario,
al cielo.
Capítulo 31
31:1 Hechas todas estas cosas, todos los de
Israel que habían estado allí, salieron por las ciudades de Judá, y quebraron
las estatuas y destruyeron las imágenes de Asera, y derribaron los lugares
altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés,
hasta acabarlo todo. Después se volvieron todos los hijos de Israel a sus
ciudades, cada uno a su posesión.
Ezequías reorganiza el servicio de los sacerdotes y levitas
31:2 Y arregló Ezequías la distribución de los sacerdotes y de los levitas conforme
a sus turnos, cada uno según su oficio, los sacerdotes y los levitas para
ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, para que ministrasen, para que
diesen gracias y alabasen dentro de las puertas de los atrios de Jehová.
31:3 el rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y
tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas, y fiestas
solemnes, como está escrito en la ley de Jehová.
31:4 Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diese la porción a
los sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley de Jehová.
31:5 Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas
primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra:
trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas.
31:6 También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de
Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas; y
trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido a
Jehová su Dios, y los depositaron en montones.
31:7 En el mes tercero comenzaron a formar aquellos montones, y terminaron en
el mes séptimo.
31:8 Cuando Ezequías y los príncipes vinieron y vieron los montones, bendijeron
a Jehová, y a su pueblo Israel.
31:9 Y preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas acerca de esos
montones.
31:10 Y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: Desde que
comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos
saciado, y nos ha sobrado mucho: porque Jehová ha bendecido su pueblo, y ha
quedado esta abundancia de provisiones.
31:11 Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y
las prepararon.
31:12 Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas
consagradas, fielmente; y dieron cargo de ello al levita Conanías, el
principal, y Simei su hermano fue el segundo.
31:13 Y Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías,
Mahat, y Benaía, fueron los mayordomos al servicio de Conanías y de Simei su
hermano, por mandamiento del rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la casa de
Dios.
31:14 Y el levitaCoré hijo de Imna, guarda de la puerta oriental, tenía cargo
de las ofrendas voluntarias para Dios, y de la distribución de las ofrendas
dedicadas a Jehová, y de las cosas santísimas.
31:15 Y a su servicio estaba Edén, Benjamín, Jesúa, Semaías, Amarías, y
Secanías, en las ciudades de los sacerdotes, para dar con fidelidad a sus
hermanos sus porciones conforme a sus grupos, así al mayor como al menor;
31:16 a los varones anotados por sus linajes, de tres años arriba, a todos los
que entraban en la casa de Jehová, para desempeñar su ministerio, según sus
oficios y grupos;
31:17 También a los que eran contados entre los sacerdotes según sus casas
paternas; y a los levitas de edad de veinte años arriba, conforme a sus oficios
y grupos;
31:18 Eran inscritos con todos sus niños, sus mujeres, sus hijos e hijas, toda
la multitud; porque con fidelidad se consagraban a las cosas santas.
31:19 Del mismo modo para los hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los
ejidos de sus ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían
cargo de dar sus porciones a todos los varones de entre los sacerdotes, y a
todo el linaje de los levitas.
31:20 De esta manera hizo Ezequías en todo Judá: y ejecutó lo bueno, recto, y
verdadero, delante de Jehová su Dios.
31:21 En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo
con la ley, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado.
Capítulo 32
Senaquerib invade a Judá
32:1 Después de estas cosas y de esta fidelidad,
vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las
ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas.
32:2 Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir
a Jerusalén,
32:3 Tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las
fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
32:4 Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo
que corría por a traves del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los
reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?
32:5 Después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo
alzar las torres, y otro muro por fuera: fortificó además a Milo en la ciudad
de David, e hizo también muchas espadas y escudos.
32:6 Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza
de la puerta de la ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo:
32:7 Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de
toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él
32:8 Con él es el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios
para ayudarnos, y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las
palabras de Ezequías rey de Judá.
32:9 Después de esto Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis
con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey
de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén:
32:10 Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis vosotros
al resistir el sitio en Jerusalén?
32:11 ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre, y a sed, al decir:
Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?
32:12 ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares,
y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre
él quemaréis incienso?
32:13 ¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos
de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de esas tierras librar su
tierra de mi mano?
32:14 ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que
destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo
podrá vuestro Dios libraros de mi mano?
32:15 Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le
creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su
pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios
os podrá librar de mi mano?
32:16 Y otras cosas más hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su
siervo Ezequías.
32:17 Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de
Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los
países no pudieron librar su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías
librará al suyo de mis manos.
32:18 Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre
los muros, para espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad.
32:19 Y hablaron contra el Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los
pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres.
Jehová libra a Ezequías
32:20 Mas el rey Ezequías, y el profeta Isaías hijo de Amoz, oraron por esto, y
clamaron al cielo.
32:21 Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y
a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió por
tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo
mataron a espada sus propios hijos.
32:22 Así salvó Jehová a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos
de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y les dio reposo de todos
lados.
32:23 Y muchos trajeron a Jerusalén ofrenda a Jehová, y ricos presentes a
Ezequías rey de Judá; y fue muy engrandecido delante de todas las naciones
después de esto.
Enfermedad de Ezequías
32:24 En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le
respondió, y le dio una señal.
32:25 Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho: sino que se
enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.
32:26 Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y
los moradores de Jerusalén; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días
de Ezequías.
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
32:27 Y tuvo Ezequías riquezas y gloria, muchas en gran manera; y adquirió
tesoros de plata y oro, piedras preciosas, perfumes, escudos, y toda clase de
joyas deseables.
32:28 Asimismo hizo depósitos para las rentas del grano, del vino, y del
aceite; establos para toda clase de bestias, y apriscos para los ganados.
32:29 Adquirió también ciudades, y hatos de ovejas y de vacas en gran
abundancia; porque Dios le había dado muchas riquezas.
32:30 Este Ezequías cubrió los manantiales de Gihón la de arriba, y condujo el
agua hacia el occidente de la ciudad de David. Y fue prosperado Ezequías en
todo lo que hizo.
32:31 Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que
enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo
dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.
Muerte de Ezequías
32:32 Los demás de los hechos de Ezequías, y de sus misericordias, he aquí
todos están escritos en la profecía del profeta Isaías hijo de Amoz, en el
libro de los reyes de Judá y de Israel.
32:33 Y durmió Ezequías con sus padres, y lo sepultaron en el lugar más
prominente de los sepulcros de los hijos de David, honrándole en su muerte todo
Judá y toda Jerusalén: y reinó en su lugar Manasés su hijo.
Capítulo 33
Reinado de Manasés
33:1 De doce años era Manasés cuando comenzó a
reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén.
33:2 Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de
las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel:
33:3 Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había
derribado, y levantó altares a los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a
todo el ejército de los cielos, y les rindió culto.
33:4 Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho
Jehová: En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente.
33:5 Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos
atrios de la casa de Jehová.
33:6 Y pasó sus hijos por fuego en el valle de los hijos de Hinom; y observaba
los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a
adivinos y encantadores: se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová,
hasta encender su ira.
33:7 Además de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la
cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén,
la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para
siempre:
33:8 Y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a
vuestros padres, a condición de que guarden y hagan todas las cosas que yo les
he mandado, toda la ley, los estatutos, y los preceptos, por medio de Moisés.
33:9 Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén,
para hacer más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de
Israel.
33:10 Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon:
33:11 por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey
de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas
lo llevaron a Babilonia.
33:12 Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado
grandemente en la presencia del Dios de sus padres.
33:13 Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración, y lo
restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era
Dios.
33:14 Después de esto edificó el muro exterior de la ciudad de David, al
occidente de Gihón, en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, y
amuralló Ofel, y elevó el muro muy alto; y puso capitanes de ejército en todas
las ciudades fortificadas de Judá.
33:15 Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, y
todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehová y en
Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad.
33:16 Reparó luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de
ofrenda de paz y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de
Israel.
33:17 Pero el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para
Jehová su Dios.
33:18 Lo demás hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los
videntes que le hablaron en nombre de Jehová el Dios de Israel, he aquí todo
está escrito en las actas de los reyes de Israel.
33:19 Su oración también, y cómo fue oído, todos sus pecados, y su
prevaricación, los sitios donde edificó lugares altos y erigió imágenes de
Asera e ídolos, antes que se humillase, he aquí estas cosas están escritas en
las palabras de los videntes.
33:20 Y durmió Manasés con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y reinó en
su lugar Amón su hijo.
Reinado de Amón
33:21 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en
Jerusalén.
33:22 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su
padre; porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre
Manasés había hecho.
33:23 Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su
padre; antes bien aumentó el pecado.
33:24 Y conspiraron contra él sus siervos, y lo mataron en su casa.
33:25 Mas el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra
el rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su
hijo.
Capítulo 34
Reinado de Josías
34:1 De ocho años era Josías cuando comenzó a
reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén.
34:2 Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de
David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.
Reformas de Josías
34:3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al
Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a
Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes
fundidas.
34:4 Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes
del sol, que estaban puestas encima; despedazó también los imágenes de Asera, y
las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre
los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificio.
34:5 Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a
Judá y a Jerusalén.
34:6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón, y hasta Neftalí,
y en los lugares asolados alrededor.
34:7 Y cuando hubo derribado los altares y los imágenes de Asera, y quebrado y
desmenuzado las esculturas, y destruído todos los ídolos por toda la tierra de
Israel, volvió a Jerusalén.
Hallazgo del libro de la ley
34:8 A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y
la casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a
Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de Jehová su Dios.
34:9 Vinieron estos al sumo sacerdote Hilcías, y dieron el dinero que había
sido traído a la casa de Jehová, que los levitas que guardaban la puerta habían
recogido de mano de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, de
todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén.
34:10 Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran mayordomos en
la casa de Jehová, los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en
la casa de Jehová, para reparar y restaurar el templo.
34:11 Daban asimismo a los carpinteros y canteros para que comprasen piedra de
cantería, y madera para los armazones, y para la entabladura de los edificios
que habían destruído los reyes de Judá.
34:12 Y estos hombres procedían con fidelidad en la obra: y eran sus mayordomos
Jahat y Abdías, levitas de los hijos de Merari; y Zacarías y Mesulam de los
hijos de Coat, para que activasen la obra; y de los levitas, todos los
entendidos en instrumentos de música.
34:13 También velaban sobre los cargadores, y eran mayordomos de los que se
ocupaban en cualquier clase de obra; y de los levitas había escribas,
gobernadores, y porteros.
34:14 Y al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, el
sacerdote Hilcías halló el libro de la ley de Jehová dada por medio de Moisés.
34:15 Y dando cuenta Hilcías, dijo al escriba Safán: Yo he hallado el libro de
la ley en la casa de Jehová. Y dio Hilcías el libro a Safán.
34:16 Y Safán lo llevó al rey, y le contó el asunto, diciendo: Tus siervos han
cumplido todo lo que les fue encomendado.
34:17 Han reunido el dinero que se halló en la casa de Jehová, y lo han
entregado en mano de los encargados, y en mano de los que hacen la obra.
34:18 Además de esto, declaró el escriba Safán al rey, diciendo: El sacerdote
Hilcías me dio un libro. Y leyó Safán en él delante del rey.
34:19 Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos;
34:20 Y mandó a Hilcías y a Ahicam hijo de Safán, y a Abdón hijo de Micaía, y a
Safán escriba, y a Asaías siervo del rey, diciendo:
34:21 Andad, consultad a Jehová por mí, y por el remanente de Israel y de Judá,
acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es la ira de
Jehová que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la
palabra de Jehová, para hacer conforme a todo lo que está escrito en este
libro.
34:22 Entonces Hilcías y los del rey fueron a Hulda profetisa, mujer de Salum
hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en
Jerusalén en el segundo barrio, y le dijeron las palabras antes dichas.
34:23 Y ella respondió: Jehová Dios de Israel ha dicho así: Decid al varón que
os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehová:
34:24 He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los moradores de él,
todas las maldiciones que están escritas en el libro que leyeron delante del
rey de Judá:
34:25 Por cuanto me han dejado, y han ofrecido sacrificios a dioses ajenos,
provocándome a ira con todas las obras de sus manos; por tanto se derramará mi
ira sobre este lugar, y no se apagará.
34:26 Mas al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, así le
diréis: Jehová el Dios de Israel ha dicho así: Por cuanto oiste las palabras
del libro,
34:27 Y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de Dios al oir sus
palabras sobre este lugar y sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí,
y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, yo también te he oído,
dice Jehová.
34:28 He aquí que yo te recogeré con tus padres, y serás recogido en tu
sepulcro en paz, y tus ojos no verán todo el mal que yo traigo sobre este lugar
y sobre los moradores de él. Y ellos refirieron al rey la respuesta.
34:29 Entonces el rey envió y reunió todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
34:30 Y subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos los varones de Judá, y
los moradores de Jerusalén, y los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo
desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras
del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
34:31 Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de
caminar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus
estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las
palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro.
34:32 E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en
Benjamín; y los moradores de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del
Dios de sus padres.
34:33 Y quitó Josías todas las abominaciones de toda las tierra de los hijos de
Israel, e hizo que todos los que se hallaron en Israel sirviesen a Jehová su
Dios. No se apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres, todo el tiempo
que él vivió.
Capítulo 35
Josías celebra la pascua
35:1 Josías celebró la pascua a Jehová en
Jerusalén, y sacrificaron la pascua a los catorce días del mes primero.
35:2 Puso también a los sacerdotes en sus oficios, y los confirmó en el
ministerio de la casa de Jehová.
35:3 Y dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel, y que estaban dedicados
a Jehová: Poned el arca santa en la casa que edificó Salomón hijo de David, rey
de Israel, para que no la carguéis más sobre los hombros. Ahora servid a Jehová
vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
35:4 Preparaos según las familias de vuestros padres, por vuestros turnos, como
lo ordenaron David rey de Israel y Salomón su hijo.
35:5 Estad en el santuario según la distribución de las familias de vuestros
hermanos los hijos del pueblo, y según la distribución de la familia de los
levitas.
35:6 Sacrificad luego la pascua; y después de santificaros, preparad a vuestros
hermanos, para que hagan conforme a la palabra de Jehová dada por medio de
Moisés.
35:7 Y dio el rey Josías a los del pueblo ovejas, corderos, y cabritos de los
rebaños, en número de treinta mil, y tres mil bueyes, todo para la pascua, para
todos los que se hallaron presentes; esto de la hacienda del rey.
35:8 También sus príncipes dieron con liberalidad al pueblo y a los sacerdotes
y levitas. Hilcías, Zacarías y Jehiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a
los sacerdotes, para celebrar la pascua, dos mil seiscientas ovejas, y
trescientos bueyes.
35:9 Asimismo Conanías, y Semaías y Natanael sus hermanos, y Hasabías, Jeiel, y
Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas, para los sacrificios de la
pascua, cinco mil ovejas y quinientos bueyes.
35:10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se colocaron en sus puestos, y
asimismo los levitas en sus turno, conforme al mandamiento del rey.
35:11 Y sacrificaron la pascua; y esparcían los sacerdotes la sangre recibida
de mano de los levitas, y los levitas desollaban las víctimas.
35:12 Tomaron luego del holocausto, para dar conforme a los repartimientos de
las familias del pueblo, a fin de que ofreciesen a Jehová según está escrito en
el libro de Moisés; y asimismo tomaron de los bueyes.
35:13 Y asaron la pascua al fuego conforme a la ordenanza mas lo que había sido
santificado lo cocieron en ollas, en calderos y sartenes, y lo repartieron
rápidamente a todo el pueblo.
35:14 Después prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes; porque los
sacerdotes, hijos de Aarón, estuvieron ocupados hasta la noche en el sacrificio
de los holocaustos y de las grosuras; por tanto, los levitas prepararon para
ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón.
35:15 Asimismo los cantores hijos de Asaf estaban en su puesto, conforme al
mandamiento de David, de Asaf y de Hemán, y de Jedutún vidente del rey; también
los porteros estaban a cada puerta; y no era necesario que se apartasen de su
ministerio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos.
35:16 Así fue preparado todo el servicio de Jehová en aquel día, para celebrar
la pascua, y para sacrificar los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme
al mandamiento del rey Josías.
35:17 Y los hijos de Israel que estaban allí, celebraron la pascua en aquel
tiempo, y la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días.
35:18 Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de
Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel celebró pascua tal como la que
celebró el rey Josías, con los sacerdotes y levitas, y todo Judá e Israel, los
que se hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalén.
35:19 Esta pascua fue celebrada en el año dieciocho del rey Josías.
Muerte de Josías
35:20 Después de todas estas cosas, luego de haber reparado Josías la casa de
Jehová, Necao rey de Egipto subió para hacer guerra en Carquemis junto al
Eufrates; y salió Josías contra él.
35:21 Y Necao le envió mensajeros, diciendo: ¿Qué tengo yo contigo, rey de
Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra: y Dios
me ha dicho que me apresure. Déja de oponerte a Dios, quien está conmigo, no
sea que él te destruya.
35:22 Mas Josías no se retiró, sino que se disfrazó para darle batalla, y no
atendió a las palabras de Necao, que eran de boca de Dios; y vino a darle la
batalla en el campo de Meguido.
35:23 Y los flecheros tiraron contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus
siervos: Quitadme de aquí, porque estoy herido gravemente.
35:24 Entonces sus siervos lo sacaron de aquel carro, y lo pusieron en un
segundo carro que tenía, y lo llevaron a Jerusalén, donde murió; y lo
sepultaron en los sepulcros de sus padres. Y todo Judá y Jerusalén hicieron
duelo por Josías.
35:25 Y Jeremías endechó en memoria de Josías. Todos los cantores y cantoras
recitan esas lamentaciones sobre Josías hasta hoy; y las tomaron por norma para
endechar en Israel, las cuales están escritas en el libro de Lamentos.
35:26 Lo demás hechos de Josías, y sus obras piadosas, conforme a lo que está
escrito en la ley de Jehová,
35:27 Y sus hechos, primeros y postreros, he aquí están escritos en el libro de
los reyes de Israel y de Judá.
Capítulo 36
Reinado y destronamiento de Joacaz
36:1 Entonces el pueblo
de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo hizo rey en lugar de su padre
en Jerusalén.
36:2 De veintrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y tres meses reinó en
Jerusalén.
36:3 Y el rey de Egipto lo quitó de Jerusalén, y condenó la tierra a pagar cien
talentos de plata y uno de oro.
36:4 Y estableció el rey de Egipto a Eliacim hermano de Joacaz por rey sobre
Judá y Jerusalén, y le mudó el nombre en Joacim; y a Joacaz su hermano tomó
Necao, y lo llevó a Egipto.
Reinado de Joacim
36:5 Cuando comenzó a reinar Joacim era de veinticinco años, y reinó once años
en Jerusalén; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios.
36:6 Y subió contra él Nabucodonosor rey de Babilonia, y lo llevó a Babilonia
atado con cadenas.
36:7 También llevó Nabucodonosor a Babilonia de los utensilios de la casa de
Jehová, y los puso en su templo en Babilonia.
36:8 Los demás de los hechos de Joacim, y las abominaciones que hizo, y lo que
en él se halló, está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá: y
reinó en su lugar Joaquín su hijo.
Joaquín es llevado cautivo a Babilonia
36:9 De ocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y
diez días en Jerusalén; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
36:10 A la vuelta del año el rey Nabucodonosor envió y lo hizo llevar a
Babilonia, juntamente con los objetos preciosos de la casa de Jehová, y
constituyó a Sedequías su hermano por rey sobre Judá y Jerusalén.
Reinado de Sedequías
36:11 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y once años reinó
en Jerusalén.
36:12 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante
del profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová.
36:13 Se rebeló asimismo contra Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y
endureció su cerviz, y obstinó su corazón, para no volverse a Jehová el Dios de
Israel.
36:14 También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la
iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la
casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén.
36:15 Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por
medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo, y de su
habitación.
36:16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus
palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra
su pueblo, y no hubo ya remedio.
Cautividad de Judá
36:17 Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a
sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano
ni decrépito; todos los entregó en sus manos.
36:18 Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los
tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus
príncipes, todo lo llevó a Babilonia.
36:19 Y quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y
consumieron a fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus objetos
deseables.
36:20 Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia; y
fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los Persas;
36:21 Para que se cumpliese la palabra de Jehová por la boca de Jeremías, hasta
que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento
reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
El decreto de Ciro
36:22 Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la
palabra de Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey
de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo
su reino, diciendo:
36:23 Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha
dado todos los reinos de la tierra; y él me ha encargado que le edifique casa
en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo,
sea Jehová su Dios sea con él, y suba.